Burruezo y su troupe publica “Dervishes & Troubadours”

Pedro Burruezo, redactor jefe de la revista «The Ecologist» y asesor de BioCultura, publica nuevo disco, “Dervishes & Troubadours” (Satélite K), con sus dos formaciones. Como si fueran dos discos en uno, más una sorpresa al final. Le entrevistamos junto con algunos de sus músicos más habituales. “Dervishes & Troubadours” es un disco misterioso, enigmático, poético e intimista.

-¿Puedes explicar “Dervishes & Troubadours” a alguien que no lo haya escuchado?
-Es un disco que conjuga dos discos en uno solo. Por una parte, música contemporánea inspirada en el islam/sufismo y la Tradición perenne, con aromas moriscos, con piezas cantadas por mí mismo en árabe y castellano, con instrumentos de perfumes orientales, de un profundo calado espiritual (“Dervishes”: Burruezo & Nur Camerata + Wafir S. Gibril. Subtítulo de esta parte: “Al Andalus S. XXI”).
Y por otro lado, Música inspirada en las piezas de trovadores, la música sefardí, los aromas medievales, con un aire innovador en letras y armonías, cantado en catalán y en ladino, principalmente, por Maia Kanaan (mi brazo derecho en los últimos años), también una gran violista (“Troubadours”: Burruezo & Medievalia Camerata –canta Maia Kanan–. Subtítulo de esta parte: “Troba d’Or”). El disco termina con un “bonus track”, que es una pieza rara en italiano, “Hesiquia (Cantata dell’eremita)”, que ya había interpretado antes pero que ahora está elaborada junto con la Orquestra VOZES, formada por chicos en riesgo de exclusión de barrios desfavorecidos de Barcelona; la orquestación de esta pieza son de I. Lorenzana y la dirección, de Pablo González. En resumen, un disco que algunos dicen que es misterioso y enigmático. Hacer música espiritual en el siglo XXI es una herejía para el mundo materialista en el que vivimos y me encanta ser una “contrahereje” porque lo real y profundamente descorazonador es la modernidad y la destrucción física y espiritual que conlleva. Nos habían vendido que con la modernidad, la ciencia y la tecnología todo iba a ser maravilloso, pero nuestro mundo se desmorona: estamos al borde del colapso y la tragedia ya es una realidad en no pocos enclaves del planeta.

CANTE “POR LETANÍAS”
-Dicen que usted ha inventado el cante “por letanías”…
-Ja ja ja. Eso es una leyenda urbana. Un señor se acercó a mí tras un concierto en no sé dónde y me dijo: “En el recital, ha habido varios momentos en que no se sabía si usted estaba cantando por tonás, salmodias gregorianas o melismas sufís. O quizás era un poco todo. Desde luego, usted canta muy bonito ‘por letanías’”. Ja ja ja. De ahí viene la cosa… Eso de unirlo todo en un solo lamento es algo muy mío. Probablemente, el hombre intuyó que lo hago todo en uno. Bebo de diversas fuentes y las amo tanto que me salen remezcladas de una forma natural…

-¿De dónde salen esos lamentos?
-El lamento es como el sonido del ney. Fue arrancado de la caña y vive con tristeza. El cantor consciente, que vive el dolor de la dualidad del mundo en el que vivimos, se lamenta y ese lamento mitiga el dolor… hasta que llegue el momento de volver al Uno.

-¿Los programas de los festivales en que usted y los suyos actúan dicen que su música es espiritual pero la música que yo escucho en este disco no responde a los tópicos al uso?
-Es normal. Los programadores de los festivales de música espiritual, sacra, músicas del mundo, de raíz, antigua, etc., han acostumbrado a los aficionados a que, para que una música pueda ser considerada con esos adjetivos, tiene que sonar a algo museístico y ser interpretada, o bien por personajes muy éxoticos (con sus “uniformes” de rigor, étnicos si puede ser) o bien por virtuosos de la música clásica que son buenos músicos pero que viven esas partituras de forma completamente ajena a sus vidas. Estoy generalizando, sí, ya sé que hay honrosas excepciones, en los músicos y en los programadores. Pero son excepciones. En mi caso, prefiero vivir esa música con esa intención como algo muy del siglo XXI y no creo que sea incompatible con utilizar recursos formales renovadores, por más que el mensaje es profundo y eterno y no sometido a cambios. Es precisamente en los tiempos de crisis, y la Humanidad está en una encrucijada sin lugar a dudas, en que el artista puede llegar a manifestar inquietudes y reflexiones que, en otros tiempos, pertenecieron a otros grupos sociales. Me gusta hacer música espiritual sin llevar “uniformes” y sin responder a tópicos.

-Oliver Laxe, el director del filme “Mimosas”, ha dicho algo parecido…
-Lo que dice Laxe, y estoy completamente de acuerdo, es que, en una sociedad que vive completamente de espaldas a lo sagrado y a lo espiritual, y en la que toda consideración espiritual ha sido barrida por el espírtiu cientifista y el positivismo, a algunos artistas (y periodistas, y doctores/as, y campesinos/as, y profesores/as, y panaderos/as…), sin pretenderlo, nos ha tocado ser, en cierta forma, el último bastión de esa resistencia que, esporádicamente, deja caer poemas, canciones, películas, cuadros, clases magistrales o cestas de verduras cuyo principal objetivo es mantener las ascuas encendidas de lo sagrado en la estepa glacial en la que vivimos. Pese a que “sobrevivimos” en un mundo profundamente materialista y medioambiental y espiritualmente devastador, todavía hay millones de personas que no tragan con la nueva religión “catódica” y están dispuestos a dejarse conmover por esos diminutos haces de luz que ya prácticamente sólo reflejan algunos creadores y artesanos, muy pocos, pues las jerarquías religiosas viven en un total descrédito y los verdaderos maestros de la Tradición perenne viven replegados a la espera de que todo sucumba para volver a renacer con la máxima pureza tras la catarsis post Kali Yuga.

           En directo, en una preciosa actuación, en la presentación a los medios del Festival de
Música Sacra de Fez, en BCN, compartiendo escenario con la gran cantante marroquí,
especializada en música andalusí clásica, Zainab Afailal… (foto: Ángel Farrès)

ECOLOGÍA PROFUNDA
-¿Y todo esto, qué tiene que ver con la ecología profunda?
-Todo. No puede haber ecología profunda sin espiritualidad esencial y ella no existe sin vínculos al saber tradicional vertical (en un sentido guenoniano, no costumbrista). Todo aquello que no tenga vínculos con la sabiduría tradicional está teñido del materialismo letal que está asesinando el mundo y el alma del mundo. Por eso yo procuro, contra viento y marea, tanto desde la línea editorial de la revista «The Ecologist» como en toda mi labor musical… no sucumbir al plúmbeo signo de los tiempos. Ya se dice que, en Kali Yuga, todo vive en la confusión. Lo que es positivo y saludable pasa por ser algo anormal. Y lo que es pérfido y horrendo, como la práctica de la usura, por decir algo, es el pan nuestro de cada día en los tiempos de Kali.

-Usted trabaja en muchos frentes musicales al mismo tiempo…
-Sí, tanto yo como los músicos con los que trabajamos somos algo transversales y eso está muy bien. Con la Nur Camerata, que incluye a Wafir S. Gibril y al bailaor flamenco Miguel Donaire, vamos por esos mundos de Dios con el espectáculo “Al Andalus S. XXI”. Con la Medievalia Camerata, en un formato más reducido, actuamos con el espectáculo “Troba d’Or”. Con la compañía de danza Un Sol Traç, hemos puesto en funcionamiento “Itimad”, que nos habla de la que fuera esposa de Al Mutammid y del holocausto morisco, una tragedia de la que se ha escrito muy poco. ¿Por qué será? Y, finalmente, con la Nur Camerata y el cantaor Pere Martínez y el guitarrista Marc González, flamencos emergentes de la cantera catalana, hemos izado la bandera de la “Auto Sufí Ciencia. Un camino de lo sufí a lo flamenco y de lo flamenco a lo sufí”. Como ves, estoy entretenido. Las formas cambian, pero el telón de fondo es el mismo. Música que sea capaz de conmover los corazones. Si no lo consigue, no sirve para nada. Aquí no hay trucos.

-¿Qué otros artistas de este siglo continúan vinculados a ese saber del que usted habla?
-Son muchos, pero aparecen poco en los medios de información. Kudsi Erguner, Ärvo Part, Omar Faruk, Sor Marie Keyruz, etc. El cante de Camarón o Terremoto de Jerez, por poner algún ejemplo flamenco, también reflejaba aquí, en la Tierra, haces de luz llegados de otros mundos. Si yo y los que me acompañan pudiéramos, siquiera, emitir un pequeño fulgor en ese sentido, siquiera el 5% de los astros de los que hablo, me daba con un canto en los dientes…

MÚSICOS
Maia Kanaan, voz y viola
-Maia, algunos dicen que tu voz y tu estilo se complementa bien con el de Burruezo porque, precisamente, representáis dos mundos opuestos. Tú eres lo dulce y él es un lamento profundo y continuo… ¿Cómo lo ves tú? ¿Él es la contracción (la pena) y tú la expansión (la alegría)?
-En toda voz hay un eco de lamento y un grito de alegría, y cada melodía hace aflorar un matiz y un color distinto. Cada uno tiene su voz, con su sonoridad particular, que posiblemente nos acerque más a un estado o a otro en función de su textura, pero es la interpretación de cada música la que puede trasladarnos a un mundo o a otro.  En el caso de las voces de Burruezo y la mía, se complementan por la sonoridad distinta que ofrecen. Pedro la arranca de sus entrañas con desgarro mientras que la mía acostumbra a mostrarse más aterciopelada.

Jordi Ortega, violonchelo
-¿Cómo encaja un músico (con su chelo) procedente de la clásica en un grupo, como el de Burruezo, en el que todo es (o, al menos, lo parece) tan pasional, tan poco racional, tan telúrico….?
-En realidad, no es tan distinto -sigue consistiendo en tocar el violonchelo-. Cambia mucho la manera de trabajar, eso sí, porque Pedro es generoso y deja mucha libertad para que cada uno aporte lo que quiera o sienta -esa responsabilidad es bonita-. En el mundo Burruezo no hay nada escrito y mi formación me permite hacer un guión con las necesidades de cada tema y, después, según vaya cada actuación y el “feeling” que haya en ese momento, te sales más o menos de él para adornar lo que haga falta. Creo que así funciona su magia.

Wafir S. Gibril, poliinstrumentista (“ûd”, ney, violín árabe, percusión, acordeón…)
-Dice Burruezo que os conocisteis gracias a un amigo común, Mohammed Ventura, de Valencia… ¿Cómo has sentido evolucionar la música del grupo desde entonces? ¿Tiene cada vez más aires orientales? ¿Es un viaje cada vez más hacia el interior?
-Es cierto. El encuentro, ya de por sí, fue muy curioso y repleto de energía positiva. Gracias a Mohammed Ventura se fundó una amistad profunda. El aire musical de aquel entonces, ya hace casi diez años, no estaba tan lejos de lo que suena actualmente porque siempre, siempre, suena bien y ese escorar hacia Oriente es un punto a favor del conjunto. Comparto la idea de que el grupo, al menos en el repertorio que trabajamos juntos, ha profundizado más hacia lo sufí pero sin perder la esencia de lo anterior.

Miguel Donaire, bailaor y percusionista flamenco
-¿Cómo se baila por derecho con un fondo de música sufí en compás de soleá y con instrumentos moriscos? ¿Hay conexiones?
-Bailar por soleá es muy difícil, es un baile que no se llega a dominar nunca, depende de muchos factores externos, de cómo estés anímicamente, de cómo te canten y de cómo te lleven… En este caso, yo la siento igual de complicada porque bailo por derecho y el cante sufí me sabe a soleá; quizá si lo hiciera con un cantante sufí específico me resultaría más difícil y tendría que trabajar más todas las partes pero con Pedro no se plantea ninguna dificultad porque él conoce el flamenco clásico perfectamente y por supuesto lo sufí y lo morisco. Más que conexiones entre ambos mundos, desde el principio que entré en ese mundo «burrueziano» me di cuenta rápidamente de que visitaba los orígenes del flamenco que yo hago ahora: lo árabe, lo judío, lo cristiano… Esa búsqueda de belleza natural sin artificios en la que yo estoy ahora, no sé cómo decirlo, me ha enriquecido porque sus conocimientos me han hecho ser más puro y más seguro a la hora de expresar… Un “¡¡¡ay!!!” de verdad sale de las entrañas de cualquier persona o cultura porque el sufrimiento es humano y universal.

Sara Buñuel

“Todo aquello que no tenga vínculos con la sabiduría tradicional está teñido del materialismo letal que está asesinando el mundo y el alma del mundo”